Escritos Pedagógicos del Normal 3

Suscripción

Recibí un correo electrónico cuando salga un nuevo número de la revista digital. 

Click para ver los detalles

Relato de una experiencia

Melanie Enriquez 

Palabras clave: Experiencia. Primaria. Residencia docente.

(descargar en PDF

 

La experiencia que paso a relatar ocurrió en mis primeras residencias, las que estoy haciendo actualmente en la escuela N°4 D.E 21. De hecho, decir que “pasó” es hablar en pasado. Y realmente no es así, si no que esta experiencia sigue sucediendo en el presente, día a día a lo largo de mis clases dentro de este 4to grado C.

Se trata de un alumno, David, el cual a lo largo de las semanas de observaciones siempre llamó mi atención. Se sienta al frente del grado, en la fila del medio. Yo,  como podía desde mi lugar en el fondo, siempre intentaba ver cómo trabajaba cada uno de los alumnos a lo largo de las clases que dictaba la docente. Pero con él pasaba algo particular.

Nunca podía lograr verlo trabajar o participar a lo largo de una clase. Al principio pensé que era el área de Prácticas del Lenguaje lo que no le gustaba y por eso su falta de interés en las actividades. Pero luego me di cuenta que en los otros espacios actuaba igual.

Quizás no le gustaba estudiar y por eso se mostraba así. Pero ¿qué pasaba en los recreos? Nunca se juntaba con sus compañeros, ni tampoco jugaba o se ponía a charlar con alguno. Sería tímido tal vez, no lo sé, apenas los estaba conociendo.

Un día decidí preguntarle a la docente qué pasaba con ese alumno, cómo se hacía para evaluarlo o para ayudarlo a no repetir. 

Es así que me enteré de su historia: hacía poco había perdido a su madre, en diciembre del año anterior. Pocos días antes de terminar el año y de que su hermana mayor egrese de 7mo grado.

También me enteré que tiene una hermana melliza en el otro 4to, y que por lo que me contaba la docente ambos habían tomado esta situación de maneras muy distintas.

En el caso de su melliza, a la semana del fallecimiento de su madre quiso volver a la escuela normalmente. Pero David, por el contrario, no quiso volver.

Este año comenzó el ciclo lectivo de manera diferente a los años anteriores. Esta vez ya no quería escribir, no quería participar ni jugar.

La docente me contó también que él siempre escucha las clases, y si se le pregunta sobre qué se está hablando, contesta sin problemas. Pero a la hora de escribir se niega a hacerlo.

Cuando comencé a dar mis clases pensé que no iba a tener oportunidad de lograr que David participe. Siempre me acercaba a él y le consultaba si había entendido lo que se le pedía en la actividad y muy seguro me decía que sí, pero se negaba a hacerlo de forma escrita, como siempre.

Un día, presenté una actividad que resultó muy divertida para el grupo. Se trataba de pensar trabalenguas con palabras inventadas para leer entre compañeros. Sorprendentemente, David comenzó a escribir. Me acerqué nuevamente a él, como lo hacía siempre, y le pregunté si necesitaba ayuda. Me dijo que no, y continuó escribiendo.

No lo podía creer, había logrado incentivar a David para trabajar en una clase. ¿Habría sido la actividad divertida? ¿Mi insistencia con él? ¿Mis ganas de que participe? No lo sé, pero lo había logrado de alguna forma.

No puedo decir que todas las clases funcionaron igual a partir de ese día. Todavía hay días en los que no quiere escribir nada, otros que solo escribe la consigna y muy pocos en los que realiza la actividad. Pero para mí fue un logro increíble y propio. Hasta el momento la docente no había logrado que David escriba y yo sí. Me sentía plena.

Me encantaría poder acompañarlo el resto del año para ver si juntos logramos más avances, pero lamentablemente queda poco para irme y no sé cómo continuará. Pero el saber que logré un pequeño cambio en él me alcanzó para llevarme una hermosa experiencia para contar de estas primeras residencias.

Acceso para editores

Free Joomla! template by L.THEME