Escritos Pedagógicos del Normal 3

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Palabras para crear

Laura Lescano; Florencia Ramos; Melisa Anabel Ríos; Bárbara Saladino; Noelia Crudo; Claudia López y Camila Alfaro 

Palabras clave: Ficción. Inicios. Escritura.

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Introducción de la docente Silvia Amaya                         

 “Con palabra propia” es el nombre elegido para el Espacio de Definición Institucional (EDI) de Lectura y escritura en la Escuela Normal Superior N° 3. En el taller, los trabajos prácticos están centrados en consignas de escritura creativa, desde y a partir de los cuales se revisan y explican diferentes estrategias de producción [1]

Creemos con seguridad, que el desarrollo de la escritura ficcional, a través de consignas específicas, es el primer escalón en la toma de conciencia de la escritura personal, cuyos mecanismos activan y optimizan la escritura en general. El espacio ha sido pensado para un estudiante al inicio de su formación docente, tal vez dejando de lado, en esta oportunidad, el acercamiento a textos académicos.

Priorizar la escritura propia es la base sobre la que se construirá, a lo largo de la carrera, un avance hacia la producción de textos de circulación social, necesaria para el resto de los espacios pedagógicos con que cuentan ambas carreras. La idea de este trabajo es compartir con los lectores algunas de las consignas trabajadas y mostrar las producciones resultantes, elegidas como las más óptimas obtenidas en cada una de las consignas:

 

CONSIGNA 1

Elegí 5 hechos importantes de tu vida. No los vas a narrar vos sino... un halcón que te observa desde el cielo (3ra. Persona del singular)

Todas las mañanas, una joven se dirige desde una torre a un rectángulo que le dicen “Premetro”. Luego llega a un lugar en el cual la gente camina dos cuadras hasta un sitio al cual la gente llama “Jardín”. Allí, unos niños la reciben nombrándola “Laura”.

Horas más tarde esa joven regresa a una torre. Vive en un piso alto, por lo tanto me es fácil observar a qué juega e interactúa con otras dos niñas, una más alta y otra más pequeña. Laura les dice “hermanas”.

Puedo notar que casi todos los días en que hay sol y el cielo está libre de nubes, ella sale a lugares donde hay muchos árboles. Laura les dice “parques” o “plazas”. En esos sitios y junto con sus hermanas y otros jóvenes toma algo que todos llaman “mate”.

Cada tarde, Laura se dirige a clases de “baile” o “canto”; es así como ella lo nombra. Puedo notar que va y sale de esas clases con una sonrisa, por lo que supongo que esas clases la ponen feliz.

Otra cosa que me llama la atención es que luego de cierta cantidad de días o meses ella se va desde esa torre en donde vive a lugares mucho más lejanos. Las personas suelen llamar “viajes” o “vacaciones”, y al igual que esas clases de baile, ella se va a esos lugares lejanos sonriendo, por lo que puedo deducir que también viajar la hace feliz. 

Laura Lescano

CONSIGNA 2

A través de la producción fotográfica de Vivian Maier.

Maloof, John (2017) Maloof Collection. New York

Recuperado de http://www.vivianmaier.com . Se entregaron diversas copias de fotografías para que efectuaran una descripción subjetiva. Algunos de los trabajos fueron éstos:

 
 
Niños felices.

Sacar una fotografía es fácil pero ponerse de acuerdo en cómo posar, no.

Inocencia y diversión, niñez y amistad son la esencia de esta fotografía.

Rostros felices sin mostrar ninguna preocupación, bocas y dientes reflejando grandes sonrisas.

La alegría de compartir un momento juntos.

Una simple peatonal como testigo; alguien desconocido sacando la foto.

La inocencia es la protagonista.

Imitación.

Zapatillas gastadas de tanto jugar.

Ojos negros llenos de sueños.

Futuro.

Florencia Ramos

 

El reflejo del riesgo, la aventura en un niño escalando una pared, dándose cuenta con anterioridad seguramente de que sus pequeños pies podían caber en el relieve de la misma y que claro, también podía sostenerse con sus propias manos para poder llegar así a una altura considerada, y tal vez superar los propios límites.

La espera de otro, observando con impaciencia quizás, por los nervios que le provoca ver desde abajo, agarrándose y apretando sus propias manos.

Mientras tanto, el tercero de los niños involucrado en su propio hacer, sigue jugando de algún modo y pareciera sostenerse de la pared. Apenas el perfil de un cuarto niño mirando hacia arriba, al niño que está escalando, con incertidumbre, atento -¿Hasta dónde llegará? - y una vez que baje… -¿hasta dónde lograré llegar yo?- podría preguntarse.

La situación misma que forma parte de la niñez, la despreocupación, centrada en el juego, la libertad, conocer y descubrir el más allá...hace que la fotógrafa se autorretrate en el recuerdo mismo de su mirada. 

Melisa Anabel Ríos

CONSIGNA 3

Escribir tres situaciones en donde se vislumbre una relación con los chicles

Celeste tiene una cita con el doctor en la calle Rivadavia. Sale de su casa a tomarse el colectivo, pero se olvida de algo.  La secretaria del doctor llama por apellido pero todavía no es su turno. Preocupada por su salud, Celeste se pone muy nerviosa. A su lado, una mujer embarazada le convida un chicle y se le pasa.

Bárbara Saladino

 

Francisco ama los chicles. Se compra de todos los sabores y siempre está probando nuevos gustos. Eso sí, no comparte ninguno. Antes de entrar a la escuela siempre prueba uno. Un día, al bajarse del colectivo y sin mirar para atrás, vino su grupo de amigas y le sabotearon su mochila repleta de chicles. 

Bárbara Saladino

 

En la clase de matemática todos miraban a Martina. Menos Mónica, la maestra.

Luego de que todos los niños terminaron la tarea, comenzaron a dialogar entre ellos. Estaban muy eufóricos. Habían retado a Martina y la habían obligado a colocar sus manos debajo del banco. Pero debía apoyarlas sobre la madera. Era allí donde todos los años miles de niños abandonaban sus chicles pegándolos en el banco.

Ella estaba asustada. No podía dejar de temblar. Hasta tenía ganas de vomitar del asco. 

Camila Alfaro

 

CONSIGNA 4

Tenemos un personaje y un narrador en 3ra. Persona. Sabe todo acerca del personaje. Vamos a incentivar el arco dramático en 9 fragmentos que van a comenzar con el nombre del personaje (repetición intencional). El personaje se llama Lorenzo Pacheco (edad, estado, características son inventados por ustedes). Ese personaje se va a encontrar con otro personaje, con nombre y apellido. Y ese encuentro modificará algo en la vida de Lorenzo. Cada párrafo deberá tener, al menos, un conector.

 

La primera vez...

Lorenzo Pacheco era un muchacho joven de 23 años. Era flaco, alto, de pelo castaño y ojos verdes. Era soltero, y trabajaba en una oficina del gobierno; sin embargo, su sueño era ser cantante.

Lorenzo Pacheco nunca viajó en avión ni en tren. Él viajaba siempre en colectivo o en remis hasta su trabajo. Tampoco nunca viajó en subte, pero le habían contado que era bastante rápido, así que un día decidió tomarlo.

Lorenzo Pacheco se levantó ese día bien temprano, miró el mapa y estudió todas las conexiones, de modo que, si se perdía, podía regresar a su casa; además llevó mucha plata por si tenía que tomar un coche.

Lorenzo Pacheco salió de su casa temprano, un poco temeroso a causa de viajar por primera vez en subte. Se subió al Premetro, se puso los auriculares y empezó ese viaje. Al llegar a la estación Virreyes se encontró con algo que cambió su vida para siempre.

Lorenzo Pacheco se quedó paralizado cuando la vio; sentía que su corazón latía como nunca antes. Ella estaba parada en medio de la estación, con su cabello largo y lacio. Tenía una guitarra colgada en su espalda. Entonces, Lorenzo se le acercó con una sonrisa tímida en su rostro. Ella lo saludó.

Lorenzo Pacheco nunca habló con una chica a causa de su timidez, pero esta chica, de algún modo inspiró confianza en él. Su nombre era Lucila Montes, tenía 22 años y recién había llegado a Buenos Aires, así que no conocía la ciudad y estaba un poco perdida. Le preguntó a Lorenzo qué debía tomar para ir hasta la calle Corrientes. Él recordó en su mente ese mapa de conexiones que se había estudiado, y sin pensarlo dos veces le dijo que la acompañaría, ya que iban para el mismo lado.

Lorenzo Pacheco y Lucila Montes comenzaron ese viaje por la capital. No había mucho paisaje para ver ya que estaban en subte, pero empezaron a hablar. Lucila le contó que venía de México, y era su primera vez en Buenos Aires, que no conocía a nadie pero le contaron lo lindo que era y lo buena que era la gente, así que decidió venir.

Lorenzo Pacheco no podía dejar de mirarla mientras ella hablaba, miraba su cabello, sus ojos, su boca. Hasta que en un momento se dio cuenta de que no sabía dónde estaban, y pensó que estaban perdidos. En ese momento llegaron a la última parada: Bolívar. Finalmente recordó que debía volver en subte hasta Jujuy y hacer combinación con la línea H. Parecía que no, pero por dentro estaba contento porque tenía más tiempo para hablar con Lucila.

Lorenzo Pacheco y Lucila Montes hablaron todo el viaje hasta que llegaron a la calle Corrientes, en donde se despidieron, pero antes se pasaron sus números telefónicos. Ese día es uno de los favoritos de Lorenzo, junto con el día en que se casaron, un año después. 

Noelia Crudo

 

Lorenzo Pacheco es un hombre atractivo, de 40 años aproximadamente, soltero, es muy cuidadoso de su imagen, y de un estado atlético envidiable. Luce el cabello corto a la moda y utiliza perfumes importados cuya estela queda impregnada en el ambiente por donde transita. Es seguro de sí mismo y sabe que despierta interés en el público femenino.

Lorenzo Pacheco es exitoso en su trabajo; ha logrado escalar posiciones a fuerza de trabajo y encanto. Aspira a obtener la Gerencia de Recursos Humanos, talento y condiciones no le faltan para llegar a su objetivo. Finalmente, de pura casualidad, una de sus admiradoras le comenta, off de record, que la tan ansiada gerencia quedará vacante a fin de mes. Es la oportunidad que estaba esperando hace tanto tiempo. Es la ocasión y no la dejará pasar. Indaga, quiere conocer a sus potenciales oponentes, quiere comenzar a tejer sus estrategias. Además, sabe que contará con la ayuda incondicional de sus admiradoras, que por estar cerca suyo y recibir sus atenciones, se desviven.

Lorenzo Pacheco, está a la espera de toda información que pueda capitalizar a su favor. Ya conoce a dos de sus adversarios, pero aún falta completar un lugar. ¿Quién será el nuevo rival? Una de sus chicas le revela el secreto: una mujer estará entre los posibles competidores para la gerencia tan ansiada. Ella es una desconocida para él, sin embargo, no la considera un oponente porque todas las mujeres caen rendidas a sus pies. Se siente seguro de su posición. Quedan pocos días para presentar los proyectos que habilitan para concursar por el puesto gerencial, así que toda su concentración está fijada en eso.

Lorenzo Pacheco se prepara. Hoy es el gran día, buscará conquistar su sueño. Prepara su mejor traje; combina camisa, corbata, gemelos, reloj, medias y hasta los zapatos. Se afeita cuidadosamente, se peina y por último se perfuma. Se mira detalladamente en el espejo. La imagen que ve reflejada es la de un hombre seguro de sí mismo, que hoy quiere concretar su deseo tan esperado.

Lorenzo Pacheco llega a la empresa. Transita los pasillos y va cosechando a su paso saludos, suspiros y buenas vibras. Mientras despliega todos sus encantos varoniles se descuida y tropieza con una señorita, que torpemente, derrama sobre su saco una taza de café negro intenso.  Sí, su valioso traje gris claro ahora luce una gran mancha, cerca de la solapa visible a todos los ojos. La joven se deshace en disculpas, pero él la fulmina con la mirada y con duras palabras: -¡Qué hace!, ¡Mire cómo ha dejado mi traje!, -¡Lo siento! -exclama la mujer conteniendo una risa nerviosa por el incidente. -Me esperan para una reunión y vea cómo ha dejado mi saco. Acto seguido y molesto por la situación vivida se encamina hacia el toilette y se encierra para poder limpiar ese desastre. Se mira en el espejo y comienza a frotar la mancha con una toalla húmeda. Este suceso no puede arruinar su día. Se quita la prenda y decide no usarla. Finalmente opta por descartar el saco. Se mira al espejo, observa que la mancha no haya arruinado su pulcra camisa blanca de seda italiana, se acomoda, arregla su corbata y decide presentarse así. No obstante, sigue molesto. Si nuevamente tiene la oportunidad de cruzarse con esa mujer le dedicará algunas palabras.

Lorenzo Pacheco entra en la sala de reuniones, saluda a todos con una amplia sonrisa y busca un lugar estratégico para sentarse. La Comisión Directiva está presente para evaluar los proyectos. Pero la reunión aún no comienza, están esperando a unos de los oponentes. Así que aprovecha ese momento para repasar mentalmente sus estrategias. Pronto se develará el misterio. La puerta se abre y aparece una mujer. Sí, la misma con quien tuvo el incidente. Entra apresurada, saluda a los presentes y se sienta frente a él. Ella, la atrevida, por un instante capta la atención de todos los hombres. Con su sonrisa y desparpajo, su andar de pantera, no pasa desapercibida en la sala. Es bella, interesante, con una voz especial y sus ojos son grandes y profundos como el mar. Es imponente.

Lorenzo Pacheco por primera vez se siente amenazado. Este exponente del sexo femenino lo hace transpirar. Sí, esa insolente, habla y maneja la situación. Todos la escuchan atentamente, sus palabras brotan de esa boca casi perfecta, como si tuvieran el poder de hechizar. Su lenguaje corporal es acorde a la situación. Su discurso los cautiva. Es claro: pone énfasis en sus ideas importantes. Logra captar las miradas y la atención de todos. Ella es una amenaza latente, es la verdadera rival. Cuando finaliza su exposición, la aplauden y la felicitan. Entonces llega el turno de Lorenzo.

Lorenzo Pacheco debe lucirse en su ponencia, pero sus nervios están alterados, su voz no tiene la firmeza y la convicción que necesita para defender sus ideas. Se siente en inferioridad de condiciones. Esa mujer está a punto de conquistar su sueño, por el que tanto trabajó durante estos años. Siente rabia y bronca y eso se percibe en el ambiente. Concluye su presentación y hay un receso para que los directores evalúen los proyectos presentados. Hay una atmósfera tensa en esa espera. Él está seguro que la definición surgirá de dos proyectos. Esta situación es la que lo intranquiliza. La espera llega a su fin y dos son convocados.

Lorenzo Pacheco percibe que su actuación no fue convincente. Los elogios son para las ideas innovadoras de esa mujer. Sí, ella arrasó con su exhibición y lo dejó muy atrás en la carrera por la Gerencia. Se siente devastado; los honores son para esa desconocida dama que está arruinando su día. La odia con toda su alma. Esa insignificante ladrona está recibiendo todos los elogios que él deseaba.

Lorenzo Pacheco no consiguió el puesto. Una ignota señora le arrebató en su nariz el sacrificio por el que tanto se esforzó. Ella ganó la partida. Él debe seguir trabajando y ahora es su asistente. 

Claudia López

 


[1] El trabajo fue coordinado por la docente Silvia Amaya (This email address is being protected from spambots. You need JavaScript enabled to view it.)

 

 

 

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